Cuando nuestra realidad es ipso facto

Con una taza de café, y algunos artículos de la prensa escrita y la jornada diaria de diferentes similitudes, al ver muy temprano el amanecer de entre la oscuridad, salimos a nuestras  históricas hazañas incomplacientes y llenas de insatisfacción, pero con esperanzas y soñadores deseos de felicidad agradecimientos por una nueva luz de vida, porque entre tanta oscuridad siempre hay un rayo de luz que nos guía hacia el sendero de la comprensión
y voluntad de vivir y hacer vivir. Estamos en los tiempos de avanzada agitación personal, de avanzados cambios naturales de evolución tecnológica, donde adaptarnos a ello a muchos les cueste y a otros pareciera ya estar encadenados y con los grillos de la ignorancia creyendo conocer lo increíble, el tiempo transcurre y no tiene miedo ni consideración alguna de lo que ha de suceder o ha sucedido, el tiempo es el arma más voraz y hasta la más mortal de todas las armas que el hombre haya conocido, de pasos lentos y agigantados, asecha en silencio y sin tapujo, ondea en todo el espacio sin ser percibido y lo más sorprendente de todo, es inevitablemente posible evadirlo.

Asentamos en vivir en el dogma, asentamos en vivir lo que otros quieren que vivamos, y no de nuestros conocimientos, de nuestros esfuerzos, encerrando así nuestro yo, para vivir un “tu” y en un “él o ellos”; no es vida vivir la de otro, no es vida la apariencia, no es vida vivir de amargura. Actuemos con conciencia y con el mayor respeto ajeno de nuestras prácticas, y nuestras palabras sin saber medir su rudeza, golpearíamos y heriríamos sentimientos, perjudiciales sin la reciprocidad de la confianza y el respeto y todo lo que compromete la paz; estos cambios bruscos, por factores que directa o indirectamente nos afecta y nos desconcierta ya sea político, personal o intrapersonal; es un hecho contundente y nos ciega con la banda de la ignorancia. Hay que dejar de vivir del disfraz, y actuar, dejar a un lado la timidez y empezar a llevar una vida sana, no solo física también mental, porque el progreso de tu vida depende de tu voluntad.